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Un mal mensaje o mensaje mediocre, dicho con seguridad, gana en credibilidad. Es más, para las personas que viven aceleradamente y que se paran poco a pensar si lo que escuchan o ven es cierto o no, un excelente orador tiene muchas posibilidades de influir en ellas.

En estos días donde la crisis sanitaria mundial nos tiene a todos confinados, han aparecido y aparecerán personas diciendo tal o cual cosa, con bondad, intereses o por puro desconocimiento harán que se creen bulos que afortunadamente (hasta ahora) están siendo rápidamente cazados.

El 4 de marzo, días antes de que esta crisis entrara de lleno en nuestras vidas, me llamó mucho la atención unas declaraciones de un excelente comunicador. Me refiero a Jürgen Klopp, actual entrenador del Liverpool FC de la liga de fútbol inglesa. No solamente por su Lenguaje Corporal y paraverbal (ritmo, volumen y entonación), también por lo QUÉ dijo.

Os dejo el enlace:

Siguiendo fiel a este blog, me limitaré a analizar su Lenguaje Corporal:

Al empezar a escuchar la pregunta, klopp denota cierta tensión contenida que dará paso a una respuesta contundente. Sacar levemente la lengua y tocar el labio superior denota preparación para hacer/decir algo de manera decidida.

Inmediatamente viene la preparación a la acción; mira hacia abajo (denota desagrado) y toma aire de manera sonora.

Una vez que levanta la mirada (el comienzo del discurso es mirando hacia abajo) tiene la mirada fija, tensión en los labios y un leve fruncimiento de entrecejo; denota dureza/determinación y enojo.

Tras varios segundos de exposición, su semblante cambia alzando la barbilla y varia la expresión de la frente mostrando varias arrugas de expresión paralelas; denota seguridad/soberbia y preocupación.

El periodista que ha hecho la pregunta, empieza a hablar para aclarar su pregunta o añadir algún dato y Klopp no le permite intervenir. Utiliza su mano derecha ocupando mucho espacio, haciéndola subir y bajar a modo de hacha, sube el volumen de su voz y aumenta levemente la velocidad del habla. Denota que reclama autoridad y denota que quiere mostrar más seguridad aún en lo que está diciendo a través de cierta agresividad gestual.

En muchas ocasiones, al hablar de entrenadores de fútbol de primer nivel, he mostrado mi admiración por saber gestionar los egos en un vestuario. Personas jóvenes, con éxito, admirados, protegidos y con mucho dinero, es difícil que acepten y respeten a un entrenador.

Todo líder debe tener una serie de características; debe saber QUÉ comunicar, CÓMO y CUÁNDO hacerlo. Me gustaría terminar parafraseando al famoso filósofo griego Aristóteles;

«Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.»

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